ESCLEROSIS MÚLTIPLE: QUÉ ES, QUÉ FORMAS EXISTEN Y CÓMO SE DESARROLLA

INTRODUCCIÓN: LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE TIENE MUCHAS CARAS

A nivel mundial, se estima que 2.500.000 personas padecen Esclerosis Múltiple (EM), 700.000 de los cuales están en Europa. La EM es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente entre la población de adultos jóvenes (de 20 a 30 años). En España, se calcula una prevalencia de 120 casos por cada 100.000 habitantes, lo que significa que actualmente hay unas 55.000 personas con EM en nuestro país, mayoritariamente mujeres (75% mujeres frente a un 25% de hombres). Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), se dan 1.800 casos nuevos de EM cada año en España*.

En la EM se produce inflamación en el sistema nervioso central (SNC), que puede dañar o destruir las fibras nerviosas en el cerebro y la médula espinal. Este proceso puede causar varios fallos de funcionamiento que dependen de dónde y en qué medida se produce el daño. Son típicos algunos síntomas tempranos, como trastornos visuales o parálisis leve temporal. Sin embargo, la EM es diferente en cada paciente. Por ello, la EM también se conoce como la “enfermedad de las 1.000 caras”.

Aunque se progresa en el conocimiento de la EM, se desconocen las causas exactas de esta enfermedad. Probablemente varios factores deben coincidir para que se produzca la enfermedad. Actualmente se piensa que el sistema inmune, que habitualmente nos protege de los patógenos, juega un papel central en el desarrollo de la EM, actuando de forma aberrante contra ciertas células del propio cuerpo. Por lo tanto, la EM se considera una enfermedad autoinmune.

Se desconoce por qué el organismo reacciona de esta manera. La tendencia a padecer EM puede tener un componente genético / hereditario, ya que la enfermedad es más común si ya la padece un miembro de la familia estrechamente relacionado o si el paciente padece otra enfermedad autoinmune, como: enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad reumática o diabetes tipo 1. Algunos factores ambientales también se consideran desencadenantes: efectos tardíos de enfermedades virales o bacterianas, falta de exposición al sol o baja ingesta de vitamina D.

El desarrollo de la EM varía de un paciente a otro y su curso es impredecible. Solo en unos pocos casos (<5%) se producen discapacidades graves en el transcurso de unos pocos años. Ahora sabemos que la terapia farmacológica temprana y constante, en la mayoría de los casos, puede aliviar o incluso detener el curso de la enfermedad.

Probablemente se encuentre en una fase de la vida en la que deba tomar decisiones importantes y fundamentales: comenzar su vida profesional, elegir pareja, formar una familia... Ciertamente, no resulta fácil asumir una enfermedad como la EM desde un punto de vista emocional y mental. La EM hace que el futuro sea menos predecible porque las recaídas pueden suceder en cualquier momento. Por lo tanto, evitar los brotes debe ser el objetivo más importante para mantener la movilidad y la calidad de vida el mayor tiempo posible.

El cerebro y la médula espinal envían y reciben señales a través de las fibras nerviosas y permiten que nuestro cuerpo funcione. Las fibras nerviosas pueden transmitir su información en el rango de milisegundos. Esto es importante ya que nos permite reaccionar instantáneamente, sin necesidad de pensar en ello.

La transmisión rápida de información es posible porque las células nerviosas están rodeadas por una capa protectora aislante, llamada vaina de mielina. Las discontinuidades en la vaina de mielina conocidas como nodos de Ranvier permiten que la información pueda desplazarse rápidamente (“saltar”) sobre la fibra nerviosa.

En la EM, el sistema inmunitario ataca la capa protectora de mielina, lo que provoca un proceso inflamatorio que impide que la transmisión de la señal nerviosa se desplace de forma correcta. Por ello, se producen diversas alteraciones, como: trastornos visuales, trastornos motrices (tropiezos) o dificultad para concentrarse.

Si la fibra nerviosa se destruye, la transmisión de estímulos queda completamente bloqueada.

Cuando la inflamación disminuye, la función normal a menudo se restablece, porque el cuerpo todavía puede reparar la capa de mielina. Sin embargo, si la fibra nerviosa es atacada o destruida de forma mantenida se produce un daño permanente, porque las células nerviosas generalmente ya no pueden regenerarse, dando lugar a tejido cicatrizado, de ahí el nombre de “esclerosis múltiple”: “múltiple” por diversos lugares y “esclerosis” por la cicatrización del tejido.

En la mayoría de los casos, la EM es recurrente. Los periodos sin síntomas o con síntomas relativamente leves se alternan con fases de síntomas más graves. Tales recaídas a menudo ocurren espontáneamente. Un brote es la aparición de síntomas nuevos o un empeoramiento de los síntomas ya existentes que no pueden explicarse por otras causas (por ejemplo, una infección). Los síntomas generalmente mejoran después de unos días o semanas.

La ausencia de síntomas, sin embargo, no significa necesariamente que la enfermedad se detenga: puede subyacer un proceso inflamatorio que no se aprecie, al igual que la mayor parte de un iceberg está oculto debajo de la superficie del agua. Tenga en cuenta que la enfermedad subyacente siempre está activa en un segundo plano. La inflamación puede hacerse visible en una imagen de resonancia magnética (ver procedimiento de diagnóstico). Por ello, uno de los objetivos principales del tratamiento contra la EM es combatir y prevenir la inflamación imperceptible.

Los brotes son parte de la enfermedad y a menudo remiten sin consecuencias. Sin embargo, a veces las manifestaciones residuales permanecen en el tiempo, dando lugar a una acumulación de síntomas que acaban por aflorar. Por lo tanto, evitar las recaídas es uno de los objetivos de tratamiento más importantes.

Es humanamente comprensible que muchos pacientes, especialmente si están libres de recaídas durante mucho tiempo, no sigan el tratamiento de forma consistente. El modelo del iceberg muestra claramente lo importante que es la adherencia constante a la terapia incluso en períodos libres de síntomas.

Nadie puede predecir cómo se desarrollará la enfermedad en cada paciente. Saber que puede darse una recaída en cualquier momento puede ser muy estresante. Lo que sí se sabe es que tanto el estrés emocional o físico como las infecciones pueden desencadenar brotes. Por lo tanto, se debe prestar especial atención al equilibrio emocional, seguir una dieta saludable, evitar el estrés y descansar lo suficiente. El paciente puede hacer mucho por su salud.

A veces, durante la práctica del ejercicio físico pueden surgir molestias que no suponen la aparición de un brote. Cuando sube la temperatura corporal, por ejemplo por estrés por calor (veranos calurosos, sauna) o un esfuerzo físico (deportes), las señales nerviosas se transmiten más lentamente, pero estos síntomas revierten cuando se normaliza la temperatura corporal.

Existen diferentes formas en la presentación de la EM.

Al principio suele haber un único evento, que se manifiesta en un síntoma aislado, como un trastorno visual limitado en el tiempo o una parálisis temporal, lo que suele llevar a una consulta al oftalmólogo o al médico de familia. Estos síntomas podrían ser precursores de la EM. En estos casos, el objetivo de la terapia es prevenir la manifestación de la EM.

La forma de EM recidivante (o EM remitente-recurrente; EMRR) es la forma más común y la más sencilla de tratar. Las recaídas pueden darse a intervalos de semanas, meses o incluso años, separadas por períodos relativamente libres de síntomas.

En algunos casos, es posible que la EMRR cambie a una forma más agresiva, en la que los síntomas empeoran continuamente entre las recaídas, conocida como EM Secundaria Progresiva (EMSP).

Los medicamentos que reducen la tasa de recaída pueden retrasar o incluso impedir el inicio de esta forma de EM. Incluso si ya se ha iniciado, el curso de la EMSP también se puede ralentizar con medicamentos.

Otra forma de EM se conoce como primaria progresiva (EMPP). En ésta, los síntomas aumentan desde el inicio sin que se reconozcan fases remisión. Aunque se investiga en nuevos medicamentos, las opciones terapéuticas para esta forma de EM son actualmente muy limitadas.

Aproximadamente el 15% de las personas con EM tienen la forma primaria progresiva en el momento del diagnóstico. El resto (85% de los casos) son diagnosticadas como EM recurrente-remitente (EMRR), la forma más frecuente; de ellos, aproximadamente la mitad (50%) progresará con el tiempo a la forma EM secundaria progresiva*.

* Datos: mayo de 2019. Fuente: https://www.esclerosismultiple.com/

 Revisado médicamente por Personal médico de Viatris 01 March 2022

  1. “LL 31 2012 Diagnose Und Therapie Der Multiplen Sklerose.” DGN, www.dgn.org/leitlinien/2333-ll-31-2012-diagnose-und-therapie-der-multiplen-sklerose.
  2. Fachinformationen: Tecfi dera(r) 11/2016; Aubagio®) 10/2015.
  3. “STUDIE ZUR ERNÄHRUNGSTHERAPIE BEI MULTIPLER SKLEROSE SUCHT WIEDER TEILNEHMER.” DMSG, 6 July 2018, www.dmsg.de/multiple-sklerose-news/ms-forschung/multiple-sklerose-tabakqualm-und-luftverschmutzungen-schaden-dem-koerper-doppelt/.