En la mayoría de los casos, la EM es recurrente. Los periodos sin síntomas o con síntomas relativamente leves se alternan con fases de síntomas más graves. Tales recaídas a menudo ocurren espontáneamente. Un brote es la aparición de síntomas nuevos o un empeoramiento de los síntomas ya existentes que no pueden explicarse por otras causas (por ejemplo, una infección). Los síntomas generalmente mejoran después de unos días o semanas.
La ausencia de síntomas, sin embargo, no significa necesariamente que la enfermedad se detenga: puede subyacer un proceso inflamatorio que no se aprecie, al igual que la mayor parte de un iceberg está oculto debajo de la superficie del agua. Tenga en cuenta que la enfermedad subyacente siempre está activa en un segundo plano. La inflamación puede hacerse visible en una imagen de resonancia magnética (ver procedimiento de diagnóstico). Por ello, uno de los objetivos principales del tratamiento contra la EM es combatir y prevenir la inflamación imperceptible.
Los brotes son parte de la enfermedad y a menudo remiten sin consecuencias. Sin embargo, a veces las manifestaciones residuales permanecen en el tiempo, dando lugar a una acumulación de síntomas que acaban por aflorar. Por lo tanto, evitar las recaídas es uno de los objetivos de tratamiento más importantes.
Es humanamente comprensible que muchos pacientes, especialmente si están libres de recaídas durante mucho tiempo, no sigan el tratamiento de forma consistente. El modelo del iceberg muestra claramente lo importante que es la adherencia constante a la terapia incluso en períodos libres de síntomas.
Nadie puede predecir cómo se desarrollará la enfermedad en cada paciente. Saber que puede darse una recaída en cualquier momento puede ser muy estresante. Lo que sí se sabe es que tanto el estrés emocional o físico como las infecciones pueden desencadenar brotes. Por lo tanto, se debe prestar especial atención al equilibrio emocional, seguir una dieta saludable, evitar el estrés y descansar lo suficiente. El paciente puede hacer mucho por su salud.
A veces, durante la práctica del ejercicio físico pueden surgir molestias que no suponen la aparición de un brote. Cuando sube la temperatura corporal, por ejemplo por estrés por calor (veranos calurosos, sauna) o un esfuerzo físico (deportes), las señales nerviosas se transmiten más lentamente, pero estos síntomas revierten cuando se normaliza la temperatura corporal.